A certain mood

Domingo soleado,

«In truth the Church is too unique to prove herself unique. For most popular and easy proof is by parallel; and here there is no parallel».

The Everlasting Man. Gilbert  Chesterton. 

Ayer no me tomé el tren, el querido y odiado Sanmar al que me subí, con desgano, el viernes para que me lleve a Bella Vista a acomodar mis cosas. A la vuelta agarré un rápido. ¡Qué placer! Pasaron ya muchos meses desde mi último viaje en ese fabuloso bólido que «realiza un servicio rápido entre las estaciones de Hurlingham y Chacarita».

En el viaje, especialmente a la vuelta, anduve ojeando la biografía que Pearce hizo de Belloc, Old Thunder, leyendo de a cachitos desordenados, buscando temas, eligiendo qué leer. A veces, especialmente con las biografías, leo en desorden los capítulos buscando tal o cual cosa sin preocuparme demasiado por el hilo que el autor indicó. Una maña.

La cosa es que recordé la conversión formal de Chesterton al Catolicismo Romano y me puse a buscar el tema en el libro con la esperanza de reencontrar los pasajes en los cuales Belloc hace alusión al «gran paso» de su amigo. Los encontré. Interesante sin duda la posición belloquiana al respecto y aún más interesante si se la  conecta con el tema del posteo anterior, dedicado a Lewis y su relación con el catolicismo y los católicos.

Dice Pearce que Belloc no creía que su gordísimo amigo se convirtiera alguna vez al catolicismo formalmente, más allá de la defensa que desde 1914, con la publicación de Orthodoxy, venía haciendo Gilbert.

En carta a Maurice Baring dice directamente:

«(…) People said that he might come in at any time because he showed such a Catholic point of view and so much affection for the Catholic Church. That always seemed to me quite the wrong end of the stick. Acceptation of the Faith is an act, not a mood. Faith is an act of will and it seemed to me the whole of his mind was occupied in expresing his liking for an attraction towards a certain mood, not at all towards the acceptation of a certain Institution (…) There is all the difference between enjoing military ideas… and becoming a private soldier in a common regiment».

Mal traducido y a las apuradas:

«La gente decía que él podría entrar en cualquier momento debido a que mostró un punto de vista católico y un afecto tan grande por la Iglesia Católica. Eso siempre me pareció una visión bastante errada de la cosa. La aceptación de la Fe es un acto, no un estado de ánimo. La Fe es un acto de voluntad y me pareció que toda su mente estaba ocupada en expresar su agrado por una atración hacia cierto mood, pero no del todo a la aceptación de una Institución particular (..). Hay una gran diferencia entre disfrutar ideas militares… y convertirse en un soldado de un regimiento común».

(Mood, que sería estado de ánimo, en reglas generales, también se entiende como humor, forma de ser, «palo», forma mentis, etc).

La cosa estaría clara: para Belloc el «catolicisimo» de Chesterton no alcanzaba a producir un movimiento interno, de Fe, que lo llevara a la conversión sincera y haberse equivocado fue, según sus propias palabras, el error más agradable de su vida. El tipo se puso como loco y ni siquiera contactó por carta o por esquela (cuentan Eleanor y Reginald Jebb en su «Testimony to Hilaire Belloc» y J.B Morton en su memoria que el escritor francoinglés mandaba cartitas, notas y postales compulsivamente) a G.K, sino que directamente fue a visitarlo. El viaje de Belloc seguramente fue envidiado por Tolkien pues, aún estando más cerca (y pudiendo ir en bicicleta a visitar a su propio amigo) nunca pasó (el amigo) de la Ortodoxia (ese Catholic Mood) a la Institución.

En Chesterton fue determinante la muerte de su hermano Cecil, previamente converso, en la Primera Guerra mundial para hacer de él un tipo algo más hosco, huraño, discutidor…y católico romano.

Al final de cuentas sin el Hombre Eterno de Gilbert Keith quizás Lewis (y miles y miles de anónimos y no tan anónimos) no se hubiera convertido al cristianismo transformándose en un escritor «apologético» y llevando, de esa forma, a otros tantísimos a la Iglesia de Roma.

Me dijeron que no hay que hablar tanto de la cuestión lewisiana justamente por las conversiones que suscitaron sus obras. Puede ser, sin duda, pero soy medio bocón y hablo algo. De Chesterton es más fácil decir algunas cosillas. He aquí una muestra de eso. La pregunta sería ¿Cómo es el mood católico?

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11 respuestas a A certain mood

  1. DJB dijo:

    ¡Excelente entrada! Ahora, la pregunta es tan buena que no sé si me atrevería a contestarla…

  2. Demódoco dijo:

    yo precisamente en estos días no estoy de buen «mood», digamos; pero la respuesta quizas exija ubicarla dos escenarios diversos, ¿o no? Uno, la Inglaterra anglicana y su visión del «papismo» (con referencia al post); la otra: la Argentina liberaloide y su tilinguería apostata. En ambos casos podemos arribar a distintos destinos.

    • El Viajante dijo:

      ¿Seremos medio grumpy? Es más que posible. De cualquier forma, y como hizo siempre la Iglesia en la penitencia cuaresmal, con toda su oscuridad y con el «mood» propio del tiempo, hay alegría. Ayer domingo se tenía que leer (Domingo de Laetare le dicen los curas): «Laetare Jerúsalem: et convéntum fácite ómnes qui dilígitis éam: gaudéte cum laetítia, qui in tristítia fuístis: ut exsultétis, et satiémini abubéribus consolatiónis véstrae». Alégrate Jerusalén…

  3. Muy buen post.

    Se me ocurren varias cosas.

    En particular sobre el tema del ‘mood’ chesterbellociano, recuerdo la airada afirmación de Christopher Dawson, «Catholicism was not always a jolly tavern, nor were Catholics necessarily medievalists and Europe was not necessarily always the faith».

    En cuanto a la conversión de GKC, coincido en que la muerte de Cecil tuvo algo que ver en todo esto. De la lectura de lo que su cuñada viuda escribió al respecto e, incluso, del prólogo que escribió al libro póstumo de su hermano sobre los EE. UU., se desprende (me parece) que Gilbert siempre se sintió un poco responsable de la muerte de su hermano. No sé si «responsable» es el término justo, pero sí pensó que el bueno de su hermanito encontró la muerte sosteniendo con un fusil los ideales que Chesterton defendía con la pluma.

    Todos conocemos la historia sobre la curiosa recepción de GKC en la Iglesia Católica Romana en el salón del piso superior del hotel anexo a la estación ferroviaria de Beaconsfield, a cargo de los PP. O’Connor y Rice. Pero parece ser que el acto fue una especie de capricho del propio Chesterton, al que su esposa Frances se opuso. No está del todo claro porqué eligió ese lugar (Maisie Ward dice «for at this time Beaconsfield had no Catholic Church», pero no impedía que se bautizase en otro lado). Tampoco está claro porqué eligió a O’Connor (parece que al monje Rice lo mandó a llamar Frances) y no a otro que fuese más amigo suyo, como McNabb o Knox.

    Otra cosa que me llama la atención de esta historia es que GKC escribió, comunicando la noticia, a su madre y a Maurice Baring (diciéndole que tal vez le escribiría a Ronald Knox aunque no tenía tiempo)… pero no se comunicó directamente con su mejor amigo Hilaire Belloc.

    • El Viajante dijo:

      ¿Habrá sentido GK algo de vergüenza, pena, como dicen los centroamericanos, como para evitar informarle el paso a su mejor amigo? Habría que fijarse si algún biógrafo dice algo al respecto. Lo curioso es que ambos se carteaban con las mismas personas en el mismo momento.

      Luego de la muerte de Cecil Chesterton, GK se hizo cargo de la dirección del Eye Witness (o del New Witness), y Belloc no se cansó de elogiar y recordar a su amigo muerto. Gilbert se sumió una profunda pena por la pérdida de su único hermano que se nota claramente cuando, en carta a Isaacs (enemigos de los chestertons y de Belloc por el «Escándalo Marconi»), lo increpa y llega a decirle algo así como «Ud. debería estar triste, su hermano está vivo y el mío no». Como dice Ud. Coronel, Gilbert vio a Cecil como defensor, con el fusil, de lo que ellos siempre defendieron con la pluma.

      • De alguna manera, el fantasma de su hermano siempre le pesó.

        Por ejemplo, el hecho de tolerar a su cuñada Ada, que aparentemente no lo respetaba como editor y quería opinar sobre todo. Digo «aparentemente» porque ésta es la versión de Maisie, quien en estos asuntos habla por boca de Frances (que se odiaba con su concuñada, quien en «The Chestertons» la había acusado de ser bastante limitada intelectualmente y de cortar las alas de Gilbert; y que incluso insinuaba que ese matrimonio había sido bastante infeliz). Ada Jones (o «Mrs. Cecil Chesterton» como firmó de viuda) era una mujer de armas tomar aún después de conversa (dicen que su biografía de Santa Teresa es interesante). Desde siempre, a Frances le cayó muy mal esta «feminista» que muy jovencita se hizo famosa por irse a vivir a un «slum» entre prostitutas, desde donde publicaba artículos para un periódico con el seudónimo John Keith Prothero. Cuando le tocó escribir para el «New Witness» siguió en sus trece, trayéndole unos cuantos disgustos a GKC, H.G. Wells, Ford Maddox Ford y otros quisieron romperle la crisma a este «sucio sacerdote de Prothero».

      • El Viajante dijo:

        Gualterio,

        Como siempre, ¡lo suyo excelente! Agrego, por si no se notó en el posteo, que sería interesante «comparar» la muerte de Cecil en GK con la de Joy en la de Jack.
        ¿Qué dice Ud?

  4. Marcelo dijo:

    «Preferiría, eran sus palabras, no tener súbditos a reinar sobre herejes.» (Capítulo 6 – Política de Felipe II, en Lucha contra la Reforma en España, de Charles Seignobos).

    ¡Ése es el mood católico!.

  5. Interesante comparación. En principio se me ocurre que hay muchas más diferencias que similitudes, pero habrá que pensarlo un poco mejor.

    • El Viajante dijo:

      Coronel,

      Sin duda son una enormidad las diferencias pero, por otra parte ,no dejan de ser dos personas indiscutiblemente determinantes en las vidas de los dos tipos en cuestión que, con su muerte, «transformaron», al menos en parte, a ésos dos tipos.

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